La Agenda de Energía y el desarrollo futuro de Magallanes

El Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet y de la Nueva Mayoría, colocó en la agenda política del momento la Agenda de Energía en base a la cual se debería comenzar a formular una Política Estratégica del Estado en materia energética.

El texto presenta varias novedades y la más notable, es que se haya efectuado un proceso intenso de participación ciudadana para recoger las demandas y propuestas de la ciudadanía en una materia fundamental para el desarrollo del país.  La segunda novedad inédita de este proceso, es que se hayan consultado y recogido las particularidades de las regiones.  Y la tercera característica reside en el propósito de construir una Política de Energía con sentido prospectivo, es decir, que de cuenta adecuadamente de los escenarios del corto, mediano y largo plazo, y apunte hacia el 2.050.

Este es uno de los sellos políticos más valiosos de la nueva Agenda energética.

ENAP EN LA REGIÓN DE MAGALLANES.

ENAP comenzó en Magallanes, dando inicio a un largo ciclo del desarrollo regional, desde la década de los cincuenta hasta el presente.

Hoy día ENAP se abre a la perspectiva de un nuevo ciclo social y político.

Para la región de Magallanes, el futuro y el presente de ENAP sigue siendo un nudo crucial del desarrollo, no solo por la importancia gravitante de la estatal en los recientes cincuenta años de historia económica regional, sino sobre todo porque para la mayoría de la ciudadanía de la región, el rol del ENAP debiera ser nuevamente gravitante en materia energética.  Todos los actores sociales y económicos regionales coinciden que ENAP está destinado a ser la empresa energética de Chile en la región, en términos de inversión, de capital humano y de exploración, explotación y suministro de energías.

ENAP EN LA AGENDA DE ENERGIA 2014.

En esta materia los objetivos anunciados de la Agenda Energética específicamente con respecto a ENAP son los siguientes.  Hemos destacado en negrita el texto del objetivo planteado por la Agenda Energética 2014 acompañado de nuestro análisis:

a)      Se fortalecerá el rol de ENAP como empresa de hidrocarburos en el país, profundizando su participación en la exploración y explotación de petróleo y gas natural, con un esfuerzo especial en la cuenca de Magallanes, en petróleo y gas no convencional. Asimismo, deberá impulsar la promoción de las otras cuencas del país para atraer la inversión de empresas internacionales.

El fortalecimiento del rol de ENAP parece no ir acompañado de una expansión territorial de las operaciones de la empresa en el territorio nacional, ya que se deja a ENAP la tarea de promocionar (o sea, de limitarse a hacer difusión, lobby y publicidad) para que vengan empresas internacionales a invertir en otras cuencas de hidrocarburos del país.  Si pretendemos que se fortalezca el rol de ENAP en la exploración y explotación, debería haber una potente inyección de recursos que aseguren que sean proyectos prioritarios de ENAP para explorar y explotar petróleo y gas, sin perjuicio que a continuación la estatal venda el hidrocarburo a las empresas privadas que lo requieran.

Cabe observar que el ingreso de ENAP en proyectos de «shale gas», debieran tomar todas las consideraciones ambientales necesarias a la luz de la experiencia internacional en materia de inyección de agua en las napas subterráneas para extraer gas, con efectos perniciosos sobre la calidad y potabilidad de las aguas de dichas napas.

Si el rol que se quiere dar a ENAP es la de la empresa de hidrocarburos del país (concepto restringido que no compartimos), entonces ENAP debiera volver a sus orígenes empresariales de los años cincuenta y que figuran en la Ley que rige su funcionamiento: que se haga cargo de la exploración, explotación, distribución y comercialización de hidrocarburos en todo el país, sin perjuicio del «rol subsidiario» que puedan desempeñar algunas empresas privadas en el negocio petrolero y gasífero, pero donde el Estado y ENAP fijan las reglas del juego del mercado.

b)      Disminuiremos el índice de accidentabilidad. En 2018 se deberá alcanzar el nivel de empresas petroleras seguras a nivel mundial, estableciendo además una política de responsabilidad social corporativa que valore la acción de la empresa en las zonas donde opera.

c)      Haremos que ENAP tenga un rol activo para la seguridad de suministro de combustibles líquidos y gas natural para el país. Se fortalecerá su logística relacionada al abastecimiento de combustibles del país e impulsaremos el desarrollo del gas natural en la matriz energética nacional y potenciaremos su capacidad de análisis y estudio para desarrollar y ejecutar proyectos estratégicos para atender las necesidades energéticas del país.

Este objetivo se corresponde con una de las demandas más sentidas de la población magallánica: que ENAP se haga cargo del suministro de gas natural en la región de Magallanes, sin necesidad que el gas natural producido por ENAP pase por un intermediario privado y sea vendido al consumidor.  Puede interpretarse este objetivo de la Agenda en el sentido que sea ENAP la que se abra al negocio de la distribución de combustible en todo el país, atendiendo a una necesidad energética urgente de los ciudadanos: que los precios de los combustibles disminuyan al consumidor.   Pero esa posibilidad, depende que el Estado de Chile defina su propio nuevo rol frente al tema energético: que no sea el mercado el único que define los precios (por las distorsiones e inequidades que produce), sino que sea el Estado el que determine una política de precios en función de otros criterios, no solo mercantiles.

Al mismo tiempo, fortalecer la «logística de abastecimiento» ¿no debería significar que ENAP gestione y opere sus propias bombas bencineras y que distribuya y comercialize directamente el gas natural, gas natural licuado y petróleo a los consumidores del mercado nacional?

d)     Desarrollaremos una discusión en el marco de la política energética de largo plazo, junto a los trabajadores de la empresa y demás actores clave, en relación a la institucionalidad de la empresa de cara a los desafíos del futuro. Fruto de este trabajo, enviaremos a más tardar durante el primer trimestre del año 2016 un proyecto de ley para establecer el gobierno corporativo que le permita cumplir con el nuevo mandato, misión y ordenamiento establecido.

Este objetivo abre la puerta para un proceso de discusión participativo y técnico-político respecto de la institucionalidad de ENAP y de su gobierno corporativo.

e)      En el mismo proyecto de ley de gobierno corporativo de ENAP se estipulará la capitalización de la compañía, acción que mejorará su balance financiero y le permitirá emprender las inversiones que mejoren su eficiencia y resultados económicos. ENAP contará con el capital, financiamiento, recursos humanos y tecnología para cumplir su misión como la empresa energética pública del país.

La capitalización de ENAP debiera tener a lo menos dos dimensiones perfectamente complementarias: por un lado, el mejoramiento del balance financiero disminuyendo -por ejemplo- los elevados costos originados en la profusión de ejecutivos, en una empresa que ha sido sistemáticamente depredada por políticas neoliberales de capital humano disminuyendo sus equipos profesionales y técnicos, en los años recientes.  Y por otro lado, la capitalización más importante de ENAP deberá ser la aplicación sistemática de una Estrategia de Recursos Humanos que potencie los equipos de trabajo en función de la expansión y de los nuevos proyectos de la empresa.

f)       Los nuevos proyectos que inicie ENAP deberán tener rentabilidad privada positiva, de modo de que éstos no destruyan valor a la compañía. En caso contrario, estos proyectos debieran contar con subsidio fiscal explícito y previamente definido (de acuerdo a criterios OCDE).

La política del Estado de Chile para ENAP debiera asentarse sobre una amplia cartera de proyectos, iniciados por ENAP, orientados a ampliar la capacidad del país para suministrar recursos energéticos necesarios al desarrollo del país.

Sin embargo, un análisis estratégico y prospectivo de los escenarios energéticos del país para las siguientes décadas indican que la energía proveniente de los hidrocarburos está condenada a seguir dependiendo de la fluidez y fluctuación de los precios internacionales: los precios del gas natural y del petróleo siguen una tendencia al alza en los recientes diez años y las condiciones de inestabilidad en las grandes regiones gasíferas y petroleras del mundo indican que seguirán subiendo.

Al tiempo que Chile aumenta su propia dependencia de los hidrocarburos, el país no dispone de todas las reservas suficientes de estos combustibles para completar su creciente demanda, por lo tanto, la matriz energética del país está «condenada» a abrirse hacia las nuevas energías renovables, para evitar la carbonización de la matriz y el incremento del aporte chileno a la huella de carbono al balance global.

Por tanto, la institucionalidad energética del país se encuentra en un cuello de botella político: o se abre ENAP a la exploración y explotación de las demás energías como filiales dentro del mismo holding corporativo; o se transforma a ENAP en una Empresa Nacional de Energías que asuma la totalidad de la oferta de energía disponible en el territorio nacional.

g)      En la Región de Magallanes, si bien es un área de exploración estratégica, los nuevos proyectos se enfrentarán compartiendo el riesgo con privados y considerando la necesidad de revisar la política de precios existente en la región, con el objeto de evitar que la capitalización no se transforme en un subsidio encubierto y adicional al ya existente.

Este es el aspecto más neoliberal de la agenda energética presentada al país.  El colocar a ENAP a competir con Methanex, Geopark, Petrobras y otras compañías extranjeras en el propio territorio de Magallanes, es un concepto que oculta y silencia la necesidad de que el Estado de Chile revise y repiense el concepto de los CEOP, que han operado como mecanismo de privatización de los procesos exploratorios y de producción de hidrocarburos en el país.

Si pretendemos entregarle a ENAP el rol de la empresa energética publica del país, no es la lógica competitiva la que va a fortalecer a la empresa estatal chilena, sino sobre todo su capacidad para ejercer una responsabilidad social empresarial con claro sello social y para constituirse en el actor estratégico y principal (aunque no el único) en la actividad energética y en la aplicación de una política estratégica del Estado de Chile en materia energética.  Pero, observamos que si va a ser potenciada como la empresa energética del país (como dice el punto e), no se puede limitar a ENAP al negocio de los hidrocarburos (como dice el punto c), sino abrirse a las demás energías del país.

El territorio de Magallanes es uno de los más ricos de Chile en diversidad de fuentes energéticas: no solo hay enormes reservas de carbón que podrían transformarse en energía accesible a toda la Patagonia, sino que además hay sectores donde se presentan los vientos más intensos, además de las mareas del estrecho de Magallanes y los canales australes y la biomasa.

Por lo tanto, la diversificación de la matriz energética regional, podría ser un atributo de Magallanes para producir energías limpias, para acercar e interrelacionar el potencial energético magallánico con los espacios antárticos y para generar las condiciones de un desarrollo sustentable.  La elaboración de una Política de Estado en materia de energía es una oportunidad para que la ciudadanía y todos los actores sociales, económicos, políticos, académicos e institucionales hagan oir su voz y sus propuestas.

El futuro del desarrollo de Magallanes, de un desarrollo humano y sustentable de la región mas austral de Chile, depende de un desarrollo energético que apunte a las energías renovables.

Manuel Luis Rodríguez U.

patagonia3

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